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366 devotional readings that will unlock the secret power to Abiding In Christ

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Reimar A.C. Schultze

Llamado a la Obediencia Archivo

El  Hombre Interno

"Que os dé, conforme á las riquezas de su gloria, el ser corroborados con potencia en el hombre interior por su Espíritu" – Efesios 3:16.

En el tercer capítulo de Efesios, el apóstol Pablo dio la oración más alta que se ha dado por un hombre. Empieza así: "Por esta causa doblo mis rodillas…" (v. 14), y termina con la petición más audaz que se podría hacer con labios humanos, "para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios" (v. 19).

Al leer la petición, nuestra primera reacción es, "¡Imposible! ¡Increíble!" Pero después de leerlo de nuevo aceptamos que es la palabra de Dios y no es para tomarlo a medias. Aun más, fue Pablo, uno de los apóstoles principales a los gentiles, que lo dijo, no un personaje con poca influencia.

¿Tener nosotros, los humanos, la llenura de Dios? ¿Por qué lo diría Pablo si fuera imposible? ¿Por qué no creer que sí es posible? ¿Por qué no creer que todo es posible para los que creen?

Consideremos el inconveniente que algunos ven en este versículo. ¿Cómo puede haber espacio suficiente en un ser humano para la presencia divina de Dios? Esto se puede resolver con las palabras de Pablo en Colosenses 2:9-10 donde dice, "Porque en él habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente: Y en él estáis cumplidos…"

Jesús era 100% hombre cuando estaba en la tierra y era a la misma vez 100% Dios. Si no hubiera tenido la llenura completa de Dios no hubiera sido todo Dios. Así se resuelve el problema del espacio. Solo queda la cuestión de la fe. ¿Es capaz Dios de salvarnos y santificarnos completamente para llenarnos así como llenó a su hijo hace 2000 años? Le respuesta se encuentra en un estudio de "el hombre interno." Pablo usa la frase en el contexto de la llenura de Dios en el hombre (Efesios 3:16).

¿Quién es el hombre interno?

El hombre es un ser compuesto. Quiere decir que tiene más de una parte vital. Es compuesto de un cuerpo u un alma. En la historia de la creación en Génesis, puede ver que Dios creó al primer hombre de la tierra (Génesis 2:7a). Todos los elementos que están en su cuerpo también se encuentran en la tierra: el nitrógeno, el fósforo, el oxígeno, el carbón, el calcio, el hidrógeno, etc. El cuerpo, como dice Pablo, "es de la tierra, terreno" (1 Corintios 15:47)

Después de crear el cuerpo, sopló vida en la nariz del primer hombre, Adán, y "fue el hombre un alma viviente" (Génesis 2:7b). El cuerpo fue creado primero – es de la tierra. El alma fue dada al hombre por Dios – es del cielo. Entonces el hombre es un ser compuesto. El hombre no podía mover sus brazos, ni ver con sus ojos, ni oír con sus oídos hasta que Dios le sopló la vida y le hizo un ser vivo. No puede haber un hombre sin alma sin que esté muerto.

El cuerpo del hombre es visible. Es lo que la Biblia llama el hombre externo. Al hombre externo se le puede tomar la foto, se puede pesar y medir. Pero el hombre interno – el alma vivo – es invisible. El externo es temporal; el interno es eternal.

Cuando Adán y Eva pecaron, el hombre interno fue corrupto. Perdió su pureza y por eso salió de comunión con Dios. Así como el cuerpo tiene un corazón que provee nutritivos a cada célula, el corazón espiritual los provee al cuerpo espiritual. El hombre interno está condenado a la muerte eterna por el pecado que tiene. Jesús dijo, "Porque del corazón salen los malos pensamientos, muertes, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, blasfemias" (Mateo 15:19). Todas las decisiones del hombre interno pecaminoso son malas – todas – y provienen de un corazón maligno. Ninguna glorifica a Dios (Jeremías 17:9; Isaías 64:6; Marcos 7:21). El hombre está perdido y condenado. En su ceguera pecaminosa abre su propio camino al infierno "Donde el gusano no muere, y el fuego nunca se apaga" (Marcos 9:44).

Pero hay esperanza. El hombre interno puede ser salvado, redimido, y renovado a la imagen de Dios. Así dice el evangelio.

Jesucristo derramó su sangre para redimirlo, para limpiarlo del pecado, para revivirlo, y para llenarlo del Espíritu Santo. Esto lo llamamos conversión. Si confesamos nuestros pecados, nos arrepentimos de nuestra maldad, y recibimos a Jesucristo en nuestros corazones, el hombre interno será restaurado a la comunión con Dios.

¿Cuáles son las necesidades del hombre interno?

La primera petición de Pablo en Efesios 3:16 es que el hombre interno sea fortalecido. Una vez converso, limpio, y restaurado, necesita alimento, instrucción, y cuidad diario. Así como el hombre externo se debilita, enferma, y muere sin comida, el interno muere sin comida espiritual.

Su comida consiste de la lectura diaria de la palabra de Dios. Es pan del cielo. Si no lee y medita sobre la palabra cada día, se volverá ciego y débil ante la tentación y perderá la comunión con Dios. Memorice la palabra como lo hizo Jesús. A los doce años sabía más que los fariseos, los escribas, y los expertos en la ley. David, el gran rey israelita, dijo del cristiano, "Antes en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche" (Salmos 1:2).

Nunca podremos sentir la llenura de Dios si no hemos bañado al hombre interno con la palabra de Dios. El Espíritu Santo obra cuando el cristiano se somete a su voluntad. Si no alimentamos al hombre interno nos fallará en la tormenta. También debe obedecer las convicciones del Espíritu Santo. La desobediencia es pecado y le separa de Dios. Separó a Adán y Eva y todos los que vivieron después que comieron de la fruta prohibida. Pero de la misma forma que la desobediencia quiebra la comunión, la obediencia la repara. Si no determinamos ponernos en contra del pecado, la permitiremos poco a poco en nuestras vidas.

La próxima petición de Pablo es, "Que habite Cristo por la fe en vuestros corazones" (v. 16). ¿Cómo podemos fortalecer nuestra fe? En Romanos 10:17, Pablo dice, "Luego la fe es por el oír, y el oír por la palabra de Dios." La fe que mueve montañas resulta cuando alimentamos al hombre interior con la palabra de Dios.

El amor a Dios y al prójimo viene de la fe, porque la siguiente petición de Pablo es que sean "arraigados y fundados en amor" (Efesios 3:17). Cada pensamiento, actitud, y acción del hombre interno debe tener sus raíces en el amor de Dios.

¿Por qué hay tantos divorcios y matrimonios en conflicto? ¿Por qué tan pocos cristianos testifican de Dios u oran por los perdidos? Es porque sus vidas no están fundadas en el amor. Al hombre externo se le está dando todo el cuidado y no al interno.

Mire los millones de cristianos que gastan mas tiempo enfrente de la televisión, el espejo, o haciendo ejercicio para lucir sus cuerpos pero tienen al hombre interno demasiado débil. Se rinden a la tentación y las dudas. ¿Cuán eficaz hubiera sido Jesús si hubiera vivido su vida como ellos?

¿Cuánta atención les dieron los hombres grandes de la Biblia – Abraham, Moisés, David, los profetas, Jesús, y los discípulos – a las necesidades y alimentación del hombre externo comparado al hombre interno?

O hijo querido de Dios, abundan sus riquezas terrenales, pero su alma está vacía y enferma, y el fuego que antes tenía se ha apagado. ¿Cómo se presentará con manos vacíos, desnudo, y sucio ante Cristo en el día de la justicia final?

Escuche la oración de Pablo: "Que os dé, conforme á las riquezas de su gloria, el ser corroborados con potencia en el hombre interior por su Espíritu…para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios" (Efesios 3:16-19).

Hay un hombre externo y un hombre interno. El primero perece, pero el último es renovado cada día (2 Corintios 4:16). ¿Cuál recibe más atención en su vida? Su respuesta probablemente determinará su destino eternal.

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