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Reimar A.C. Schultze Llamado a la Obediencia Archivo Si obedecemos las luces rojas, el Señor nos dará sus luces verdes. "Ten Cuidado de Atajos" “Y luego que Faraón dejó ir al pueblo, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, que estaba cerca; porque dijo Dios: Para que no se arrepienta el pueblo cuando vea la guerra, y se vuelve a Egipto. Mas hizo Dios que el pueblo rodease por el camino del desierto del Mar Rojo” (Éxodo 13:17-18). Hoy les traigo dos asuntos: 1) Es rara la vez que Dios usa atajos, y 2) inmediatamente después de nuestro renacimiento Dios nos quiere guiar. I. Dios No Es Un Dios De Atajos En Éxodo 13 tenemos una nación recientemente nacida y librada de la esclavitud. Antes de esto, Israel fue esclavo de Israel, trabajando bajo el yugo cruel de Faraón desde el amanecer hasta la puesta del sol. Cuando Israel salió de Egipto estaba cansada y hambrienta tanto físicamente como espiritualmente. En términos espirituales, estaba todavía en su infancia y sin experiencia en la guerra. Esto describe el estado espiritual del hombre después de su renacimiento. Inmediatamente después de su conversión la mayoría de los Cristianos nuevos nunca han leído la Biblia, ni escuchado un sermón, ni peleado en una batalla espiritual. Aun si lo habían hecho, es probable que no lo entendieron porque “el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios” (I Cor 2:14). Tenemos entonces el hombre natural, el hombre carnal (3:1), y el hombre espiritual (2:15, véase también Llamado a la Obediencia #252). En el antiguo testamento, las tres regiones geográficas de Israel corresponden a los tres estados del hombre. Egipto representa la vida pecaminosa. El desierto por la cual pasó Israel representa las pruebas y la preparación. Y Canaán, el destino de Israel, representa la vida victoriosa y llena del Espíritu Santo. Aquí en Éxodo 13 Dios ya nos habla de los tres estados del hombre por medio de la tipología. Es lógico que después del renacimiento de Israel por medio de la Pascua que representa la conversión por la sangre de Cristo, Dios quiere guiar su pueblo. ¡Dios quiere guiar todos sus hijos nuevos desde el principio! Cada uno de nosotros. También podemos ver que en el momento de nuestra conversión nos encontramos en una batalla extraña. Como Cristianos, no luchamos contra sangre y carne, sino contra principiados, contra potestades, y contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales (Efes 5:31). Ahora, hay algo muy importante que podemos aprender aquí del nacimiento de Israel que se aplica también a nuestras vidas espirituales, y esto es: nacemos demasiados débiles y sin suficiente experiencia como para luchar en las batallas en las cuales luchan Cristianos más maduros. El texto dice que: “Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, que estaba cerca.” Sabemos que Dios es omnipotente, pero tenemos que recordar que nosotros no lo somos. Para Dios no hubo ningún problema en pasar por la tierra de los filisteos, pero Dios también supo que en el estado débil que se encontraba Israel se habrían desanimados hasta el punto de querer regresar a Egipto. Aquí Dios advierte a todos los Cristianos que tengan cuidado de atajos para llegar a la tierra prometida. Es muy diferente cuando Dios provee el atajo. En este caso Él estará contigo, pero es rara la vez que Dios escoge usar un atajo porque casi siempre presentan una trampa de muerte. Cada año miles de Cristianos se pierden porque buscan un atajo para llegar a la tierra prometida de la vida llena del Espíritu Santo. Quieren batallar inmediatamente contra los filisteos. Quieren echar demonios, sanar enfermos, ser misioneros, predicar, y dirigir estudios bíblicos inmediatamente después de su conversión. Quieren poder para hacer milagros y glorificarse antes de haber pasado por el entrenamiento espiritual que es necesario para todos. Sí, amigo, Dios quiere hacer algo contigo y por medio de ti, pero no pienses por ningún momento que lo harás usando atajos. No conocemos nuestros corazones ni debilidades. No conocemos nuestra condición. David dice que solo Dios lo conoce (Salmo 103:14). No dejes que el entusiasmo espiritual para luchar contra los filisteos te aparte de la nube y el fuego que guiaron a Israel. Dios pospuso la batalla de Israel contra los filisteos porque Israel estaba demasiado débil en ese momento. Estaba débil porque necesitaba nutrición y madurez espiritual. Estaba débil porque todavía tenía mucha de la carnalidad de Egipto en su corazón y porque no tenía experiencia. Israel necesitaba ser probado. Personas que murmuran, critican, e insultan nunca podrán vencer a los filisteos. Dios la probó ante el Mar Rojo, en Mara, y en Refidim (Éxodo 14:10, 15:23, 17:1). Israel necesitaba ver lo que tenía en su corazón. Necesitaba llegar al punto de la desesperanza para aprender a depender de Dios. Esto fue lo que Dios le quiso enseñar en el desierto. Israel necesitaba tener una experiencia como la que tuvo en el desierto. Dios tiene un desierto para cada uno de nosotros. El Espíritu Santo hasta llevó a Jesús al desierto para tentarlo y enseñarle a triunfar. Esto tuvo que ocurrir antes de poder recibir su poder para su ministerio en la tierra (Lucas 4:1-2). A pesar de todo esto, el Señor no quiere mantenernos en el desierto. Estamos en el desierto suficiente tiempo para prepararnos para Canaán. Los que no aceptan las pruebas de Dios frecuentemente pasan sus vidas enteras en el desierto, igual a la primera generación de Israel que no obedeció a Dios. Muchas personas quieren batallar contra los filisteos sin haber probado su fe en el desierto y sin haber destruido la carnalidad en sus corazones. ¿Crees que estás preparado para entrar en el ministerio del Espíritu Santo? Déjame preguntarte esto: ¿Has pagado tus deudas? Esposos, ¿han aprendido a amar sus esposas como Dios ama a la iglesia? Esposas, ¿han aprendido a someterse a sus esposos como hacia Dios? ¿Hay amor y caridad en sus hogares? ¿Disciplinan a sus hijos en el amor de Dios o permiten la rebeldía? ¿Pagan sus diezmos? ¿Dan ofrendas? ¿Cumplen sus promesas? ¿Puede contar la iglesia contigo o confunden sus impulsos con la dirección del Espíritu Santo? ¿Tienen una actitud de servidumbre? ¿Reciben la corrección sin ser ofendidos? ¿Bromean demasiado? ¿Critican? ¿Juzgan a sus hermanos Cristianos? ¿Tienen resentimientos? ¿Son fieles con sus oraciones? O amigo mío, si te encuentras culpable de una de estas ofensas, no estás preparado para batallar contra los filisteos ni para entra en la tierra prometida. Si Jesús hubiera fallado en alguna de estas situaciones, Dios no le hubiera dado el poder del Espíritu Santo. “Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, que estaba cerca.” Dios no es un Dios de atajos. La carnalidad prefiere atajos. La carnalidad siempre busca los atajos, pero la espiritualidad reconoce que Dios sabe lo mejor. II. Dios Nos Quiere Guiar “Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche. Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego” (Éxodo 13:21-22). “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios” (Rom 8:14). ¿Cuándo quiere empezar Dios a guiar al nuevo converso? ¡Inmediatamente! Dios empezó a guiar a Israel aún antes de cruzar el Mar Rojo que simboliza su bautismo (I Cor 10:2). ¿Cuál fue la primera dirección de Dios? Su primera instrucción fue “¡No!” No vayan a la tierra de los filisteos. No usen el atajo. Las primeras direcciones de Dios para las nuevos Cristianos muchas veces son prohibiciones: no vaya al cine, no mire ese programa de televisión, no continúe en ese noviazgo, no haga compañía con los pecadores (Salmo 1:1,
Si no eres obediente a las prohibiciones, no llegaras a los permisos. Si no obedecemos las luces rojas, seremos muertos. Los filisteos no conquistaran y regresaremos a Egipto donde moriremos como esclavos. Más aun, si obedecemos las luces rojas, recibiremos luces verdes, y si obedecemos las luces verdes el Señor nos dirigirá, enseñará, y revelará sus secretos. ¡Aleluya! Yo creo que después de ver el poder de Dios en las diez plagas sobre Egipto Israel se llenó de entusiasmo para luchar contra los filisteos. Es posible que su actitud fue algo así: “¡Si Dios pudo vencer el reino poderoso de Egipto, seguramente podrá destruir el campamento de los filisteos!” Esto refleja la lógica humana no la fe en Dios. ¡O cuan fácil es confundir la fe en la razón con la fe en Dios! Muchas veces hacemos las cosas sin consulta con un Cristiano maduro en la fe. ¿Es esto en realidad la voluntad de Dios? ¿Es esto un impulso de mi razón humana o es verdaderamente la dirección del Espíritu Santo? ¿Adónde te encuentras ahora? ¿Estás en Egipto todavía? ¿Estás tratando de luchar en batallas a las cuales Dios no te ha dirigido? ¿Quieres ser misionero o pastor solamente porque sientes entusiasmo por ello? ¿Pasas todavía por el desierto, murmurando, criticando, y con actitudes carnales? ¿O te encuentras en Canaán batallando con el poder del Espíritu Santo contra los filisteos? ¿Prefieres los atajos? ¡Recomiendo que los pienses bien antes de seguirlos!
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