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366 devotional readings that will unlock the secret power to Abiding In Christ

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Reimar A.C. Schultze

Llamado a la Obediencia Archivo

Los tiempos de receso son ocasiones cuando el diablo siembra las semillas de desánimo dentro de nuestros corazones.

"No Se Permiten Los Tiempos De Receso"

“Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue.  Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento” (Juan 8:59 - 9:1 ).

 ¿Has dejado alguna vez de servir al Señor, de testificar, de orar?  ¿Has dejado de asistir a las reuniones de oración, o de atender a la iglesia, o de ser amable, o de pensar en otros?  ¿Has dejado de servir, debido a que alguien te acusó falsamente de hacer alguna cosa y sientes como si lanzaran piedras sobre ti?  ¿Alguna vez te has resentido, y has tomado tiempo para alimentar tus malos sentimientos, para autocompadecerte o has permitido que el enojo, la amargura, el desacuerdo, y el resentimiento se acumulen en tu alma cuando las cosas no resultan como tú deseas?  ¿Has alguna vez aun decidido renunciar a enseñar en la escuela dominical, o trabajar con los jóvenes o con el pastor, o servir en la directiva de ancianos, simplemente porque algunas personas se han quejado acerca de cómo tú manejas las cosas?  Oh, ¡Cuántos hijos de Dios dejan, bajo la mínima provocación, de servir al Señor por horas, días, meses, o años, o aun se dan por vencidos para siempre!

Queridos, ¿cuánta provocación, cuánto abuso, cuántas quejas y críticas puedes tú soportar como cristiano antes de que te sientas desanimado y renuncies al trabajo que Dios te encomendó hacer?

¿Por qué dejamos de servir al Señor cuando Dios no nos ha dado permiso para ello?  ¿Por qué renunciamos a nuestra divina tarea cuando el camino se pone difícil aun cuando Dios no nos ha dado permiso para abandonarlo?

¿Podrías hojear las páginas de la Biblia y decirme cuántas veces Dios ha dado permiso a un siervo para renunciar?  En la carretera divina del servicio a Dios, nos encontramos un sinnúmero de fracasados espirituales tirados a los lados del camino debido a que ellos mismos lo decidieron así.

Oh, que Dios tenga misericordia de nosotros, y podamos mirar a Jesucristo y terminar el trabajo que El nos ha encomendado, sin perder ni un paso por meditar en dificultades y desánimos.

¿No es maravilloso que Jesús, el hombre más criticado, maltratado y despreciado que haya existido sobre la tierra, nunca tomó un tiempo de receso y nunca renunció?  Oh, que no seamos como Elias que se dio permiso a sí mismo para correr bajo ese árbol de enebro (I Reyes 19:4), sino como Jesús quien se esforzó en cumplir su misión, aun en las horas solitarias del Getsemaní.

¿Qué vamos a responder en el día del juicio cuando los libros de las obras que fueron hechas mientras estuvimos en el cuerpo, sean abiertos, en aquellas páginas que hablan de los días de autocompasión? (Apocalipsis 20:12).  ¿Qué vamos a responder cuando se nos diga de las obras maravillosas que Dios había planeado hacer a través de nosotros en aquellos días que renunciamos, o en aquellos días de receso, si solamente nos hubiéramos mantenido fieles en el camino?

Mi amigo, veamos algunos de los pasajes donde tu pensarías que Jesús ciertamente tuvo buenas razones para al menos tomar un receso para considerar sus desánimos y dificultades.  En el capítulo siete de Juan, vemos a Jesús en el templo en las Fiestas del Tabernáculos.  Aquí este hombre perfecto de Dios es puesto en una trampa para ser acusado por los Fariseos. (Juan 8:6).

¿Cómo se sentiría cuando la gente religiosa de los rangos más altos se juntan para destruir el trabajo que Dios te ha llamado a hacer?  ¿Cómo sentirías cuando has perdido la confianza no solamente de los de afuera sino de los líderes principales del sistema religioso establecido?  ¿Cómo sentirías cuando esa gente hace un intento deliberado para destruirte a través de mentiras, trucos e insinuaciones.  Oh, mi amigo, ¿es tiempo de renunciar, es tiempo de receso?  ¿Cómo te sentirías cuando has hecho tu mejor esfuerzo y la gente que falló en atraparte decide recoger piedras y matarte de cualquier manera? (Juan 8:59)

Déjame preguntarte: ¿Te ha llamado Dios a ti para el trabajo que estás haciendo o fue el hombre?  Si fue el hombre el que te llamó al trabajo, entonces tienes del derecho de renunciar cuando el hombre se te oponga.  Si Dios te ha llamado a hacer su trabajo, entonces la oposión, desconfianza y maltrato a manos del hombre nunca serán excusa para quitarte la armadura y correr enojado al rincón de los castigados.  El que te llamó es el que estará contigo, y su gracia te mantendrá firme si sólo mantienes tus ojos puestos en El.  ¡Gloria al Señor!  ¡Dios no es uno que renuncia!  Tampoco no es alguien que se autocompadece.  Y asimismo son los creyentes, mientras mantengan su viejo hombre crucificado.

En lugar de eso Jesús no tomó tiempos de receso en esos capítulos octavo y noveno de Juan, aun cuando fue acusado de tener un demonio y que hubo un intento para matarlo.  Sin embargo, mientras salía del templo, inmediatamente se encontró a un hombre que había nacido ciego.  ¡Aleluya!

Las Escrituras dicen, “Y al pasar Jesús, vio a un hombre…” (Juan 9:1)  La palabra griega para “vio” aquí es eido, implicando algo más que “ver.”  Esto incluye observando y captando toda la calamidad del caso de este hombre.”  Esto incluye conocimiento y entendimiento.  Esto es en contraste a la palabra griega blepo que significa ver con los ojos físicos.  Sí, cuando Jesús dejó el templo, el “vio” al hombre ciego de nacimiento.  ¡Alabado sea Dios!

Cuando tú has sido maltratado, malentendido o llamado de alguna manera degradante en el santuario de la iglesia, cuando tú sales del templo, ¿permaneces “viendo” (eido) la necesidad de un hermano por un nuevo traje, la necesidad de otro por nuevas llantas para su carro, la necesidad de otro por oración, o por sanidad, o por alimentos?  ¿Permaneces viendo un pedazo de basura en el terreno de la iglesia que necesita ser recogido?  ¿O has llegado al punto, donde “viendo, no ves”?  Cuando tú has sido tratado injustamente, ¿continúas tu ministerio de amor y compasión, o te detienes de poner atención a las necesidades de otros, estando completamente encerrado en tu autocompasión?

Cuando nosotros tomamos tiempos de receso, perdimos el ritmo en el trabajo de Dios.  Cuando nos detenemos, pronto estaremos navegando a la deriva en las aguas cenagosas de viejas actitudes de las cuales Dios ya nos había liberado.

Si alguna vez Jesús tuvo razón para tomar un tiempo de receso, para calmarse, para llorar un poco, para pedir ser confortado un poco, para ser consolado por sus discípulos, antes de seguir adelante, hubiera sido en este momento.  ¿Hay cualquier razón justa para dejar de negarte a ti mismo cuando tú has sido emocionalmente atacado o dañado?  La sanidad del hombre ciego fue inmediatamente después de que Jesús fue violentamente expulsado del templo.  No, Jesús no tomó tiempos de receso.  El no permitió que la amargura, la desilusión y el desengaño se acumularan en su corazón.  El fue derecho a seguir ministrando.

Cuidado con los tiempos de receso.  Los tiempos de receso en el trabajo de Dios generalmente significan un tiempo de actividad para el diablo para sembrar sus semillas de amargura, resentimiento, enojo y autocompasión en nuestros corazones.  Cuando tomamos tiempos de receso como resultado de sentimientos heridos o autocompasión, nosotros comenzamos a “amar nuestra vida.” “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará.” (Lucas 9:24)  Los tiempos de recesos son peligrosos a menos que Dios lo permita para equiparnos para un trabajo más grande que está adelante.  Jesús no tomó tiempos de receso.

Pablo no tomó tiempos de receso.  Después de haber sido golpeado y dado por muerto, el volvió en sí y continuó con su ministerio de predicación.  (Hechos 14:19 “…y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto.”)  Ni él ni Silas renunciaron cuando ellos fueron golpeados y puestos en el cepo de castigo.  En lugar de eso, ellos levantaron sus voces en oración y alabanza y guiaron al carcelero y su familia a la salvación.  (Hechos 16:19-34)

¿Te das cuenta de todo lo que hubieras realizado si no hubieras tomado tiempos de receso como Elías cuando se sentó debajo del árbol de enebro?  ¿Cuánto perdemos por estar inactivo y cruzados de brazos?  ¿Crees que Josué y sus ancianos tuvieron permiso para tomar un receso después de haber sido derrotados en Hai, o lo único que tuvieron fue un permiso de Dios para conquistar la tierra prometida tomando un paso a la vez?

Considera tu permiso, escudriña tu contrato con Dios y ve si El incluye tiempos de receso para dejar de servir, amar, y ver las necesidades de otros.  Estudia tu contrato para ver si incluye claúsulas que permitan la autocompasión, la consideración de tu fallas y debilidades, profundizando en ellas cuando el diablo te las presenta a ti una y otra vez.  ¿Tu contrato con Dios incluye permiso para pensar negativamente acerca de aquellos con los que tienes problemas?  ¿Cuando tú estás lastimado y herido, permances viendo la necesidad de orar por y con tu pastor para ayudarlo en sus horas de prueba?  O, ¿en qué consiste nuestro contrato de trabajo con Dios?

Jesús fue falsamente acusado de tener un demonio, escupido sin razón, burlado, ridiculizado, y golpeado en la cara injustamente, y crucificado.  A pesar de todo esto, El nunca dejó de “ver” (eido) las necesidades de otros.  Aun en la cruz mostró preocupación por su madre cuando El le dijo a Juan, “He ahí tu madre.” (Juan 19:27), y aun demostró la compasión de su corazón para aquellos que le habían colocado sobre la cruz cuando El exclamó, “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. (Lucas 23:34)  Cada momento de la vida de Jesús fue dado en servicio para otros.  La vida que El dio en el Calvario, fue la vida que El fue perdiendo momento a momento dándose a sí mismo sin variación o vacación.

Déjame terminar con esta pregunta: ¿Las palabras de Jesús, “…como me envió el Padre, así también yo os envío” (Juan 20:21), incluyen para nosotros el mismo llamamiento, como el que El tuvo, de rehusar los tiempos de receso y mantener el ritmo de servicio por Jesus hasta que lleguemos a nuestra cita en el cielo para descansar con El para siempre?

Pide a Jesús que te perdone por los tiempos de receso que has tomado sin su aprobación, y regresa a su camino, para que de ahora en adelante la página de tu libro – el libro en el cual Dios tiene escrito tus obras - sea llenada de hechos de feliz obediencia y pensamientos de cosas que son amables, puras, honestas y de buen nombre.  Sí, querido amigo, si tú estás en un tiempo de receso ahora, vuelve a activarte.  Jesús está extrañádote.  El estará contento de tenerte de regreso.

“Tomaron entonces piedras para arrojárselas…

Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento”

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