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Reimar A.C. Schultze Llamado a la Obediencia Archivo "El que de vosotros esté si pecado..." "Juzgar o No Juzgar" “No juzguéis, para que no seáis juzgados.” (Mateo 7:1) En el Sermón del Monte, Jesús dijo, “No juzguéis, para que no seáis juzgados.” Por otra parte El también dijo, “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.” (Juan 7:24) Por supuesto, esta aparente contradicción nos lleva justo al punto de cuándo juzgar y cuándo no; qué juzgar y qué no. Permítame comenzar con algunas de las definiciones más antiguas de la palabra juzgar. Yendo al hebreo, juzgar significa en primer lugar, “dirigir o guiar” y después “juzgar“. Esto quiere decir que un hombre no puede dirigir o guiar a menos que también juzgue. Así sucedió con Moisés quien dirijía o guiaba a través de juzgar, así también lo hicieron los jueces
La palabra griega krino, juzgar, se relaciona con la raíz de la palabra en latín cerno, que significa separar, partir, cernir. Juzgar, entonces siempre involucra separar lo bueno de lo malo cuidadosamente, lo correcto de lo incorrecto. Entonces nos resulta inevitable el hecho que debemos de tener jueces, y que hay un lugar para juzgar. Esto siempre ha sido parte de la regla de Dios bajo los pactos tanto
Por consiguiente, Pablo amonesta a los cristianos a no usar el sistema legal secular para arreglar sus diferencias, más bien hacer de la iglesia una corte legal diciendo: “¿Osa alguno de vosotros, cuando tiene algo contra otro, ir a juicio delante de los injustos, y no delante de los
Ahora consideremos, de manera más específica,
I. Todos Debemos Juzgar, para Distinguir el Bien del Mal Menciono primero esto porque es el fundamento
Hacemos estos juicios a través de la Palabra de Dios, por el testimonio del Espíritu Santo, o por el don del discernimiento, el cual es un don especial para juzgar justo juicio. Este tipo de juicio universal está relacionado primordialmente en
Hay otro tipo de juicio que va más allá de los íntereses personales. Es el juzgar a otros para corrección. Tenemos que entender que no podemos corregir a nadie hasta que hayamos discernido lo que necesita ser corregido. II. Tenemos el Derecho de Juzgar a Otros en una Relación Maestro/Alumno - si somos el Maestro La relación maestro/alumno más básica es aquella entre padre e hijo. El padre deberá de juzgar la conducta
Una vez más, recuerden, el guiar y el juzgar van juntos. Uno no puede guiar o dirigir sin juzgar, y uno no puede ser un juez justo a menos que esté asignado para tal función. Otra relación maestro/alumno es la
Finalmente existe la relación pastor/miembros de la iglesia. Esta también es una relación maestro/alumno. El pastor es el guía designado por Dios, y tiene la autoridad para “redargüir y corregir” para la perfección de los
III. Tenemos el Derecho de Juzgar a Otros Cuando Estamos en Una Relación Maestro/Maestro Cuando hay un cambio para un estudiante de un maestro a otro, por ejemplo, es muy apropiado para el antiguo maestro comunicar al nuevo las debilidades y fortalezas
Además de estar en una relación maestro/alumno o en una relación maestro/maestro, solamente existe una posición más en la cual
IV. Podremos Juzgar y Corregir a Otros Si Hemos Obtenido la Perfección Moral Este es el mensaje de Jesús en el Sermón del Monte. (Mateo 7:1‑5) De hecho este pasaje comienza con “No juzguéis…” y termina diciendo que cuando hayamos limpiado nuestra casa, entonces podremos ayudar a nuestro hermano a limpiar la suya. Si juzgamos a otros cristianos, señalando sus pecados, debilidades y faltas, cuando todavía tenemos las nuestras, somos hipócritas. De cualquier forma, si juzgamos a nuestro prójimo cuando nos encontramos en un estado de perfección moral, creeríamos ser
Observe, una vez más, la finalidad de un juicio justo y de este pasaje de juicio es la perfección moral. El juzgar a otros cristianos teniendo pecado y malas actitudes en nuestras propias vidas, nos ciega para poder hacer un juicio justo. Si juzgamos bajo esas circunstancias, no lo haremos mejor que un hombre ciego al operar cataratas
Ahora, veamos cómo juzgó Jesús. La Perfección Moral Saca la Paja del Ojo
Cuando la mujer adúltera fue sorprendida en el acto de adulterio, existía solamente una sentencia bíblica establecida en el Antiguo Testamento para su pecado: morir apedreada. Observe que el castigo fue dado a Moisés por Dios. Los fariseos trataban de que Jesús estuviera en desacuerdo con Dios, su Padre. Ellos pensaban que habían acorralado a Jesús. Pero Jesús no puede ser acorralado. El no vino a invalidar la ley sino a cumplirla. Entonces, El dijo a los fariseos: ustedes la sorprendieron; ustedes apedréenla si es que no existe ni una viga ni una paja en su propio ojo! Si así es, entonces háganlo. “El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en arrojar la piedra contra ella.” (Juan 8:7) Jesús permitió y consintió el apedreamiento de esta mujer si los corazones de los fariseos fueran puros. Pero no lo eran, y por eso dejaron a un lado el juzgar, condenar y encontrar las faltas de esta mujer, al menos por ese momento. Claro, se encontraron a ellos mismos
Ahora, si no somos verdaderamente
Resumiendo, todos nosotros somos llamados a juzgar entre el bien y el mal, lo santo y lo impío, para mantenernos irreprensibles. Algunos de nosotros somos puestos en una posición de juzgar en referencia a guiar o gobernar. Si estamos en esa posición, debemos cuidadosamente (con discreción) cumplir con nuestro llamado. Si no hemos sido llamados a una posición de gobernar por derecho divino, el juzgar a otros cristianos sólo debería ser viniendo de un corazón puro, sin una paja en nuestro propio ojo, sin una piedra en nuestra mano, y con gran refreno y precaución. Las primeras palabras
La próxima vez que usted quiera juzgar, encontrar faltas, o criticar, por favor piense en todas estas cosas.
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